
''...Esos cuerpos que se desnudaron en el Parque Forestal, en esa gélida mañana de invierno nos remontan a la imagen de otros miles de cuerpos silenciados y vulnerados, que a pesar de que hablemos poco de ellos permanecen grabados a fuego en los laberínticos pasillos de la memoria colectiva: cuerpos ultrajados, escondidos, desaparecidos, pero sin embargo presentes en la memoria del amor.''
Hoy, no busco un mensaje político, ni moral. Más bien comparto la sensación de sorpresa, nostalgia y tristeza frente a aquellos días pasados.
Sorpresa al tratar de comprender como fue posible que existieran hombres con aquél grado de frialdad, y repito! va más allá de un discurso político, es decir, ni siquiera es necesario mirar tal aspecto, sólo fijarse en la facultad que aquellos (cualquiera sea su color político) olvidaron que poseían: HUMANIDAD!, el poder sentir antes de calcular o planear, antes de desear el poder, antes de sentirse más que otro.
Nostalgia al mirar esas imágenes donde las personas entonaban cantos, defendían con alegría la libertad y luchaban por algo mejor, pero de golpe llega la tristeza al saber que aquél canto libre fue opacado por un cobarde golpe, un golpe duro, asqueroso y enmascardo, un golpe que no miraba de frente a la cara, el golpe de la lenta y humilladora represión.
Pudieron callar por un momento aquél canto, pero esos tiempos, esas historias, esas vidas levantan un nuevo grito en los que hoy miramos hacia atrás, un grito que inspira el deseo de hacer un mundo mejor, un mundo más humano. Utopía?, para ti quizas, para mi es sentido, es la mínima respuesta ante aquellos silenciados y torturados, aquellos que no alcanzaron a ser esuchados por el sonido que producían los disparos.